Teoria Vs. Creatividad


Con el fin de no publicar textos tan largos, me he tomado el atrevimiento de parafrasear este interesante artículo de Norberto Chavez, que encontré en dotzero, sobre la enseñanza del diseño.

Gran parte de los problemas de la enseñanza del diseño gráfico en México y Latinoamérca, provienen de una concepción distorsionada de la profesión, en la que predominan dos prejuicios: teoricismo y creativismo. 

La primera distorsión consiste en no reconocerle al diseño gráfico su carácter de oficio, de trabajo productivo, de habilidades y saberes prácticos, anclados en las condiciones empíricas, y que se transmiten y enriquecen de generación en generación. Para esta concepción el diseño es una “disciplina racional” que permite deducir de una idea un mensaje sin pasar por el conocimiento de los paradigmas gráficos aportados por el oficio propiamente dicho. Dicha “teoría” suele nutrirse, además, de disciplinas específicamente teóricas: retórica, semiología, lingüística, psicología, sociología y se llega a creer que esas disciplinas sirven como medios de formación del diseñador. Pero estas ciencias básicas, confundidas con una auténtica teoría-de-la-práctica-del diseño, ocupan su espacio y, en tanto ocupan su espacio, postergan su desarrollo, y el alumno permanece subcapacitado para el diseño.

El papel y real eficacia de estas disciplinas (indudablemente útiles en el desarrollo de la capacidad intelectual), sólo se plasma plenamente una vez instalado un discurso específico acerca de los procesos reales de la producción de diseño, que descubra y explique ese modo de producir mensajes.

El escasísimo desarrollo de la profesión y la escasísima presencia de profesionales en la docencia, responsabilidad que es asumida por personas que prácticamente desconocen el oficio. Ambas distorsiones coinciden en un franco desprecio por la cultura gráfica real, por el fondo y patrimonio gráfico y por su papel, absolutamente prioritario, en la formación del diseñador. La cultura gráfica es despreciada por el teórico, que siente fobia hacia todo saber práctico o “verdad empírica”. Y es despreciada por el creativo, pues empaña el protagonismo y la originalidad del “diseño de autor”. El primero sostiene que el mensaje gráfico es una secreción del cerebro izquierdo; el segundo, de otra glándula, aún no localizada. En las escuelas de diseño gráfico europeas, cabe una preocupación por su escaso desarrollo teórico y por la debilidad de recursos conceptuales para contextualizar la práctica, en las universidades de diseño latinoamericanas cabe preocuparse por su débil inserción en la práctica del oficio e, incluso, por su lejanía respecto de la cultura gráfica concreta.

1 comentarios:

Carissa García dijo...

En mi campo, me llama la atención que mucha gente ha dejado de leer, no tiene hábito de lectura pero lo que acaba por despegarlo de las letras es la falta de interés. La unión de un buen diseño con un texto llamativo creo que nos ayudaría a incrementar a lectores que casi se encuentran en peligro de extinción.